Los restos de pequeños trozos de cable de red, utilizados para realizar la conexión entre computadoras y dispositivos en una red, que no tengan más uso, empezaron a generar mucho volumen en el área de Infraestructura del sector de Tecnología de la Información. Entonces el colaborador Cristiano Rodrigo dos Santos decidió buscar una solución al problema. "Le pregunté al distribuidor Furukawa, que nos atiende con cables y conectores, si había algún programa de reciclaje de cables de red y ellos nos enviaron la presentación del Green IT", dice.
El programa Green IT es una solución sostenible y consiste en el intercambio de sobrantes de cables electrónicos y de energía (independientemente del fabricante) por cables nuevos marca Furukawa, con el objetivo de racionalizar el uso de recursos no renovables mediante el tratamiento de residuos oriundos del descarte de productos de cableado estructurado. "Presenté el programa al sector de Medio Ambiente y les expliqué la necesidad de descartar este material. De esta forma, realizamos la inscripción de la empresa y empezamos a cambiar pedazos de cable por cables nuevos", añade.
La empresa Furukawa y el Programa Green IT emitieron un certificado de agradecimiento a Prati-Donaduzzi por su participación y reciclaje de 119 kilos de materiales de red estructurada. Así fue posible evitar que cerca de 59,5 kilos de materiales contaminados con materiales pesados se depositaran en rellenos industriales, reducir la extracción de 11,3 toneladas de cobre, y reducir el consumo de 1.138 kilowatts, energía suficiente para abastecer ocho viviendas durante un mes. "Ya realizamos otros cuatro envíos con cerca de 100 kilos cada vez y logramos recibir como bonificación cerca de cinco mil metros de cables, lo que representa una economía de más de cinco mil reales", destaca Cristiano.
Descarte especial
Actualmente, el destino del PVC contenido en los cables es la basura común o la combustión. En la combustión, el PVC libera cantidades perjudiciales de cromo, cloro, ácido clorhídrico, plomo, cadmio y dióxidos. 40% del plomo y 50% del cromo van a la atmósfera y el resto se deposita en el suelo. Son elementos altamente tóxicos y cancerígenos. Pueden causar deformaciones genéticas, alergias, problemas respiratorios, desmineralización ósea e irritación en ojos y mucosas. El material reemplazado en el sistema de permuta recibe tratamiento y reciclaje, y se transforma en materia prima para otras industrias.